Tengo 28 años y soy de la comunidad de Collpana de la provincia Oropeza, en Chuquisaca. Después de salir de la escuela tuve que ir a un colegio que estaba lejos porque no quería quedarme en ese grado.
Entre el 2007 y el 2008 hice mi primera comunión y mi confirmación en el colegio. Es ahí donde me ingresó la inquietud de ser catequista también; por eso inicié mi preparación en la Escuela de Catequistas de las parroquias rurales de Cochabamba. Unos días me preparaba como catequista y otros días asistía a las reuniones de la comunidad.
Antes, en las reuniones no nos tomaban en cuenta a las mujeres, en especial si éramos menores de edad. En ese entonces yo tenía 15 años y en las reuniones no querían que hable. Por eso es que sólo apuntaba las resoluciones de las asambleas. Algunas veces me enviaban a los eventos que había, de donde traía informes. Recién me empezaron a tomar en cuenta en las reuniones cuando fui en representación de mis padres.
Así fue como empecé a ser representante, primero de la subcentralía de mi comunidad, después distrital, provincial y departamental. Durante esa etapa hice el desarrollo orgánico y político de las comunidades. También realizábamos talleres, seminarios e impulsaba a la participación de las mujeres en los mismos. Desde allí, impulsé a que las mujeres nos organizáramos en federaciones.
Mi compromiso con las organizaciones sociales vino cuando vi lo que pasaba en Cochabamba, cuando ingresaron a erradicar la hoja de coca. Las mujeres salían a bloquear y eso es lo que más me animaba a prepararme para llegar, no a ser autoridad, sino para que desde donde esté, pueda organizar y participar en lo que se deba hacer.
Cuando tenía 21 años fui electa como suplente de la primera concejalía por el municipio de Sucre. Eso fue el 2005. Representaba a las comunidades del área rural. Es en esa etapa se realizó el primer Congreso Departamental de Mujeres en Chuquisaca, donde fui electa como ejecutiva departamental.
Durante mi gestión logré que mi organización elaborara su estatuto orgánico y reglamento, también necesitábamos personería jurídica y tuve que movilizarme. Quizás por ese trabajo que realicé con las organizaciones me eligieron para ser diputada en la Asamblea Legislativa.
Como jóvenes ingresamos a la Asamblea Legislativa con la intención de no traicionar a las bases. Podemos equivocarnos, pero esperamos no hacerlo. El reto ahora es cumplir con lo que se nos ha encomendado.